Allah es el Manifiesto.
Una cosa es aparente para algunos y oculta para otros de acuerdo con las habilidades de ver y educir. Allah El Más Alto está oculto de aquellos que buscan verlo por medio de sus sentidos o de su imaginación, pero El es aparente para aquellos que buscan conocerLe por inferencia a través de ese tesoro de sabiduría y razón que Allah les ha otorgado.
Allah se encuentra escondido en la sinfinitud de Su infinito poder y existencia. El es como una luz que hace todo visible, no obstante lo cual Su misma Luz actúa como un velo para Su Luz. Eso que no posee límites parece no tener forma, por consiguiente se hace invisible. Pero El es aparente en todas las cosas: todo cuanto nuestros ojos ven, cada sonido que nosotros escuchamos, cada cosa que nosotros tocamos, cada cosa que degustamos. El significado de cuanto pensamos, de todo fuera y dentro de nosotros, no es El, sino que proviene de El. Todas las cosas se constituyen en una prueba de Su existencia. Y dicen, "Yo no soy nada por mí mismo. El que me hizo, el que me conserva y me mantiene, es mi Creador. Estoy en necesidad de El a cada momento de mi existencia. Cada forma, cada color, cada sabor, cada perfume, cada movimiento, cada fuerza, cada cualidad que aparece en mí, proviene de El. Es hecha por El, es Su don, Su generosidad, Su trabajo."
Allah se manifiesta en Sus atributos. A un artista se le puede conocer por su obra. Si uno no mira la puesta de sol, pero ve sus reflejos en ventanas distantes y afirma que ha visto al sol poniéndose, no se aparta de la verdad. Si se contemplan los perfectos atributos de Allah en Su creación, dentro y fuera nuestro, y se dice, "Yo he visto a Allah," no se está mintiendo.
Somos capaces de ver únicamente aquello que está más cerca nuestro. Y lo que se encuentra más cercano suyo, es usted mismo. El hombre es la mejor creación de Allah. Toda la creación se halla dentro de él. Si logra ver Sus perfectos atributos en la perfecta creación que usted es, estar viendo a Allah el Manifestado, y su fe será completa.
Lo aparente y lo escondido están también en el hombre. Su forma, sus palabras, sus acciones, y sus trabajos, son visibles. Sus sentimientos y sus pensamientos son ocultos. El hombre no es como es meramente por lo que es ostensible en él. El hombre podrá engordar o enflaquecer, o podrá aún llegar a perder un miembro -pero su esencia, su identidad, aquello que `él es', aquello que es constante, se encuentra oculto dentro de él. Su identidad se hace manifiesta únicamente a través de sus acciones, por medio de la evaluación de las cualidades de sus acciones.
" 'Abd az-Zahir" es aquél a quien el significado interno de las cosas se hace manifiesto exteriormente, como el profeta Moisés (Quiera Allah bendecirle), a quien fué otorgado el secreto del Uno Manifestado. El contempló la manifestación de la luz divina en las llamas de la Zarza ardiente, e invitó a Bani Israel a la fe con una enorme Torah que le fué revelada en escritura de letras de oro, decretando ley mundana, salvación de las manos del tirano, y los beneficios del Paraíso.
Una cosa es aparente para algunos y oculta para otros de acuerdo con las habilidades de ver y educir. Allah El Más Alto está oculto de aquellos que buscan verlo por medio de sus sentidos o de su imaginación, pero El es aparente para aquellos que buscan conocerLe por inferencia a través de ese tesoro de sabiduría y razón que Allah les ha otorgado.
Allah se encuentra escondido en la sinfinitud de Su infinito poder y existencia. El es como una luz que hace todo visible, no obstante lo cual Su misma Luz actúa como un velo para Su Luz. Eso que no posee límites parece no tener forma, por consiguiente se hace invisible. Pero El es aparente en todas las cosas: todo cuanto nuestros ojos ven, cada sonido que nosotros escuchamos, cada cosa que nosotros tocamos, cada cosa que degustamos. El significado de cuanto pensamos, de todo fuera y dentro de nosotros, no es El, sino que proviene de El. Todas las cosas se constituyen en una prueba de Su existencia. Y dicen, "Yo no soy nada por mí mismo. El que me hizo, el que me conserva y me mantiene, es mi Creador. Estoy en necesidad de El a cada momento de mi existencia. Cada forma, cada color, cada sabor, cada perfume, cada movimiento, cada fuerza, cada cualidad que aparece en mí, proviene de El. Es hecha por El, es Su don, Su generosidad, Su trabajo."
Allah se manifiesta en Sus atributos. A un artista se le puede conocer por su obra. Si uno no mira la puesta de sol, pero ve sus reflejos en ventanas distantes y afirma que ha visto al sol poniéndose, no se aparta de la verdad. Si se contemplan los perfectos atributos de Allah en Su creación, dentro y fuera nuestro, y se dice, "Yo he visto a Allah," no se está mintiendo.
Somos capaces de ver únicamente aquello que está más cerca nuestro. Y lo que se encuentra más cercano suyo, es usted mismo. El hombre es la mejor creación de Allah. Toda la creación se halla dentro de él. Si logra ver Sus perfectos atributos en la perfecta creación que usted es, estar viendo a Allah el Manifestado, y su fe será completa.
Lo aparente y lo escondido están también en el hombre. Su forma, sus palabras, sus acciones, y sus trabajos, son visibles. Sus sentimientos y sus pensamientos son ocultos. El hombre no es como es meramente por lo que es ostensible en él. El hombre podrá engordar o enflaquecer, o podrá aún llegar a perder un miembro -pero su esencia, su identidad, aquello que `él es', aquello que es constante, se encuentra oculto dentro de él. Su identidad se hace manifiesta únicamente a través de sus acciones, por medio de la evaluación de las cualidades de sus acciones.
" 'Abd az-Zahir" es aquél a quien el significado interno de las cosas se hace manifiesto exteriormente, como el profeta Moisés (Quiera Allah bendecirle), a quien fué otorgado el secreto del Uno Manifestado. El contempló la manifestación de la luz divina en las llamas de la Zarza ardiente, e invitó a Bani Israel a la fe con una enorme Torah que le fué revelada en escritura de letras de oro, decretando ley mundana, salvación de las manos del tirano, y los beneficios del Paraíso.
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