Allah es el Señor de Majestad y Munificencia.
No existe perfecció que no pertenezca a El, ni bendición ú honor que provenga de otro que no sea El. Allah es el poseedor de toda majestad. Nada más hay que pueda siquiera existir por sí solo, ni nada puede sustentarse a sí mismo. En Su majestad, así como El creó todo en un instante, El también puede destruírlo todo en un segundo. ¨En qu‚ poder se apoya cuando se rebela contra El? Para mostrar Su generosidad El ha otorgado Sus dones y honores. No se los atribuya, ni se glorifique a sí mismo. El honor que El le ha confiado, es para que contemple al Dador del honor, al verdaderamente Honorable. Todo está en necesidad de El; todo proviene de El. No obstante, para atar un hombre a otro, para atar a la creación entera al resto de la creación, Allah usa una cuerda invisible llamada necesidad. El utiliza a cada hombre, a cada creación, como un medio, como un vehículo para dar a otro lo que precisa. Se ha de tener gratitud al vehículo por cuyo medio llegan las bendiciones de Allah, pero se debe conocer la verdadera fuente y dar primeramente todas las gracias a El. Porque todos los reconocimientos se deben a El, ya que no solamente sacia nuestras mundanas necesidades, sino que también nos ha prometido y nos ha enseñado cómo obtener Sus bendiciones eternas. Estas las podemos lograr colocando al alcance de otros y por amor a El, aquellas cosas que nos confirió a través de otras manos.
El Señor de la Majestad y la Munificencia, es uno de esos bellos nombres que no puede ser atribuído a nadie, sino a Allah. Aquellos que saben han afirmado incluso que es `al-ism al-a'zam', el más grande nombre de Allah.
" 'Abd Dhul-Jalali wal-Ikram" es el que teme únicamente a Allah, inclina su cabeza únicamente ante El, y aguarda recibir solamente de El. Este es el signo de la fe del verdadero creyente en la unicidad de Allah. El no espera nada de los hombres, ni tampoco teme la condenación que de ellos le pueda provenir. Para él, una espada aplicada a su garganta, no es diferente del oro volcado a sus pies. No sufre ansiedades por aquella, ni se trastorna de alegría por el otro. Allah es suficiente.
No existe perfecció que no pertenezca a El, ni bendición ú honor que provenga de otro que no sea El. Allah es el poseedor de toda majestad. Nada más hay que pueda siquiera existir por sí solo, ni nada puede sustentarse a sí mismo. En Su majestad, así como El creó todo en un instante, El también puede destruírlo todo en un segundo. ¨En qu‚ poder se apoya cuando se rebela contra El? Para mostrar Su generosidad El ha otorgado Sus dones y honores. No se los atribuya, ni se glorifique a sí mismo. El honor que El le ha confiado, es para que contemple al Dador del honor, al verdaderamente Honorable. Todo está en necesidad de El; todo proviene de El. No obstante, para atar un hombre a otro, para atar a la creación entera al resto de la creación, Allah usa una cuerda invisible llamada necesidad. El utiliza a cada hombre, a cada creación, como un medio, como un vehículo para dar a otro lo que precisa. Se ha de tener gratitud al vehículo por cuyo medio llegan las bendiciones de Allah, pero se debe conocer la verdadera fuente y dar primeramente todas las gracias a El. Porque todos los reconocimientos se deben a El, ya que no solamente sacia nuestras mundanas necesidades, sino que también nos ha prometido y nos ha enseñado cómo obtener Sus bendiciones eternas. Estas las podemos lograr colocando al alcance de otros y por amor a El, aquellas cosas que nos confirió a través de otras manos.
El Señor de la Majestad y la Munificencia, es uno de esos bellos nombres que no puede ser atribuído a nadie, sino a Allah. Aquellos que saben han afirmado incluso que es `al-ism al-a'zam', el más grande nombre de Allah.
" 'Abd Dhul-Jalali wal-Ikram" es el que teme únicamente a Allah, inclina su cabeza únicamente ante El, y aguarda recibir solamente de El. Este es el signo de la fe del verdadero creyente en la unicidad de Allah. El no espera nada de los hombres, ni tampoco teme la condenación que de ellos le pueda provenir. Para él, una espada aplicada a su garganta, no es diferente del oro volcado a sus pies. No sufre ansiedades por aquella, ni se trastorna de alegría por el otro. Allah es suficiente.
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